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Toda ruptura de una relación de pareja suele ser compleja e influir en el estilo de vida tanto en el hombre como en la mujer, antes, durante y después del divorcio. Sin embargo, para llegar a una separación de un matrimonio se desarrollaron un seriado de reflexiones y procesos que llevaron a uno o ambos a tomar esa decisión.
Mucho se habla del efecto del divorcio en los niños y adolescentes pero poco se ha escrito de estos en los divorciados.
El divorcio no implica solamente la separación legal, la interrupción de las relaciones sexuales, la separación de cuerpos y de bienes, decidir cómo será la relación con los hijos y quien vivirá con ellos, si los hay. Este conlleva a una gran cantidad de ciclos y procesos emocionales, psicológicos y sociales que en algunas oportunidades suelen complicarse, bien porque se cierran ciclos y/o se inician otros.
Un divorcio se puede dar por muchas razones:
- Infidelidad del otro o de ambos.
- Incompatibilidad de caracteres: social y sexual.
- Ausencia de amor y comprensión en la pareja.
- Monotonía, el mal de cualquier relación.
- Expectativas alejadas de la realidad.
- Falta de comunicación entre ambos.
- Violencia doméstica.
Pero lo importante, siempre será dar el primer paso y aceptar que el matrimonio finalizó para luego solicitar de manera individual el divorcio y posteriormente consensuar entre las partes.
Y sí, aunque la persona haya decidido separarse se somete a procesos psicológicos antes, durante y después del divorcio, producto de la expectativa e incertidumbre.
¿Qué efectos psicológicos acarrea el divorcio en los implicados?
Un divorcio puede acarrear diversos efectos psicológicos en la ex pareja, algunos a considerar:
- Ansiedad: se desarrolla una actitud de temor y angustia.
- Depresión: produce falta de apetito, aislamiento social (para evitar posibles cuestionamientos), llanto excesivo, desilusión y desesperanza ante el futuro.
- Baja autoestima: se cuestiona el autoconcepto y la autoimagen de la persona.
- Pérdida del apetito y del peso.
- Insomnio: si es crónico debe ser tratado por un especialista.
- Desarrollo de patrones agresivos: cuando una de las partes no está de acuerdo con el divorcio, asumen aptitudes violentas que atentan contra la dignidad de la otra persona.
¿Cómo enfrentar un divorcio?
Si la persona asume o no la decisión de divorciarse, debe canalizar cómo enfrentar este proceso, por lo que se orienta a:
- Buscar ayuda psicológica, familiar y social (amistades y/o compañeros), para tomar decisiones adecuadas y llevar a cabo actividades que le ayuden a mitigar el impacto social y psicológico del divorcio.
- Dejar a un lado los sentimientos de culpabilidad: quien decidió divorciarse debe evaluar muy bien las razones de por qué lo hizo, y aquel que no esté de acuerdo con el divorcio, asumir y aceptar la realidad. Uno solo no es el responsable de que un matrimonio termine, siempre son los dos.
- Olvidar los momentos vividos y planificar la vida: no es bueno evocar el pasado de manera constante, hay una vida que debe ser vivida.
- No asumir el patrón de víctima: si bien es cierto que este es un mecanismo de defensa, afecta tu vida y la de los tuyos.
No todas las relaciones de pareja son iguales, por consiguiente no todos los divorcios los son, pero es necesario para el bienestar emocional y físico de la persona y sus familiares enfrentar este proceso con madurez.
Valora los momentos positivos y supera los negativos, todo en esta vida es aprendizaje.